sábado, 3 de febrero de 2018

CONDUCTORES INTRÉPIDOS



                                    


Siempre he pensado que el carné de conducir debería estar restringido para personas mayores. Hace ya tiempo estuve a punto de ser arrollada por un coche que se subió a la acera, culpando a esta y al ayuntamiento de mi casi atropello. Me he aturrullado, reconoció cuando llegó un policía para levantar el atestado correspondiente. Era un anciano un poco despistado.
Respeto mucho a los ancianos y reconozco que no todos tienen problemas para conducir, pero ante la falta de autorreflexión que tienen algunos,  es mejor evitarlo. Lo sé de buena tinta. Tampoco es lo mismo conducir siendo mayor pero con un carné de toda la vida, que habérselo sacado con más años que un camino,  como le ocurrió a mi padre.
Se compró un seiscientos y se sacó el carné con sesenta y cinco años. No digo que no estuviese espabilado, pero no es buena idea empezar con esa edad. Por lo menos no lo era para él. Conducía fatal, aunque no se lo decíamos para no herir su sensibilidad, lo que no evitaba que sufriéramos un montón cuando lo sabíamos al volante. Una de sus mayores hazañas consistía en cambiar de marcha, por lo que apuraba la primera hasta límites insospechados. El ruido que hacía para salir del garaje era infernal, hasta el extremo de que mis hermanos y yo sabíamos que se hallaba cerca por el sonido atronador del tubo de escape. Algunas veces cuando escuchaba su inconfundible rumor, corría tras él para acompañarlo en su intrépida carrera por la ciudad. Lo solía alcanzar sin problemas, por muy lejos que se encontrara. Era tan fácil detectar su presencia...

Me he acordado de él cuando he leído en el periódico que una anciana que se acababa de sacar el carné a los 84 años ha caído por un barranco. Se salió de la carretera y tuvo que ser rescatada. Fuentes del consorcio provincial de Bomberos de Valencia confirmaron que la mujer sufrió heridas leves, que la han subido del barranco con cuerdas y una escalera, y que ha sido llevada a un hospital para ser atendida. Ella alegó que la culpa era del coche que venía de frente porque invadió el carril contrario y la empujó hacia el barranco. Lo cierto es que el coche había caído de culo, o sea que iba marcha atrás. La mujer asegura que si hace falta se compra otro coche, pero que no piensa dejar de conducir. Se siente libre de poder ir a la compra, a misa y al cine con sus amigas del pueblo. Su velocidad era de 15 Km por hora. En eso era como mi padre, lo que le hacía tardar 15 minutos en recorrer tres Km. En su defensa alega que se sacó el carné a la primera y que se sabe de carrerilla las normas de circulación. Menos mal que su carné es solo para conducir coches eléctricos y transitar por carreteras secundarias. Pero aún así, da un poco de miedo saber que por los alrededores de Alginet (Valencia) transita una mujer capaz de hacer marcha atrás en las proximidades de un barranco.

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